dilluns, 4 de febrer del 2019

Silva Kaputikyan

Silva Kaputikyan (1919-2006) va ser una poeta i activista política armènia, reconeguda com la figura
poètica més destacada del seu país.
Va nàixer a Erevan (capital d’Armènia), filla d’un conegut editor, i va estudiar en l’escola secundària
Krupskaya, per a poc després casar-se amb el també poeta Hovhannes Shiraz, amb qui va tindre a
Ara Shiraz, fill que es va convertir en un important escultor. Silva va ser durant tota la seua vida militant
del Partit Comunista d’Armènia (que aleshores era una república soviètica), i els temes tractats en la
seua poesia són el poble i la llengua armènies. Després de la seua mort, la seua casa va ser
transformada en museu en el seu honor.
La seua obra va rebre multitud de premis i ha sigut traduïda a molts idiomes.

LA CANCIÓN DE NUESTRAS PIEDRAS

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¡Piedras, vosotras sois la historia misma!
Entre desgracias y miserias fuimos
construyendo luctuosos edificios,
oscuros monumentos a lo oscuro.

Los creadores de ojos angustiados
sangre y sudor secaban en sus frentes
y eran negras las piedras en los muros
como nuestro destino negro y duro.

Negros los pensativos monasterios
son y son negros los antiguos templos;
ellos trasudan torturadas, serias,
las rígidas facciones de mi Armenia.

¡Piedra de luto, negras
en los pisos,
los techos
y los muros,
oh piedras trabajadas
abrumadas
por la huella habitual de las rodillas!

Resultado de imagen de silva kaputikyanPero también las piedras de la dicha,
en algún sitio piedras de colores,
se ocultaban, hurtándose en rincones,
bajo la tierra, piedras de alegría;
como las brasas bajo la ceniza.
¡Oh piedras, tantos siglos vuestro sueño

conoció tiempos agrios y severos,
oh piedras, las rosadas
y lilas y moradas!
¡Surgisteis ya de sombras subterráneas,
no son para vosotras las tinieblas!

¡A la luz, a la tierra
irrumpisteis de nuevo hada los hombres-
y se alegró la tierra y ya las nuevas
paredes son color de primavera,
son del mismo color de nuestros días,
y ya todo el destino de mi Armenia
es igual al destino de sus piedras!

El tiempo nuevo con sus manos buenas
las despertó a la luz de la alborada.
¡Oh piedras, las rosadas
y lilas y moradas!

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